Les comparto un texto que me parecio interesante publicado en el diarío español El País:
La aprobación de la nueva reforma educativa sirve para volver a
hablar, una vez más, de Educación. El problema es que el concepto es tan
amplio que los comentarios se diversifican y todo el mundo cree tener
razón. Deberíamos empezar por distinguir el ámbito en el que se educa
(escuela, familia, iglesia…) y no mezclarlos.
Si hablamos de la formación en la escuela, debemos dejar el tema solo
para los especialistas. Fuera deben quedar las ideologías y las
presiones externas.
Los niños, adolescentes y jóvenes reciben en las aulas una educación
que la familia decide, después y fuera del horario escolar, completar
con otra formación paralela y siempre respetable.
También los padres deciden si sus hijos van a estudiar en un colegio
religioso, en un centro privado o en una escuela pública. Entonces, ¿qué
empeño tiene el Gobierno en no definir las características de uno y de
otro?
La enseñanza pública ofrece integración respetando todo tipo de
confesiones, ideologías y capacidades. Eso es lo que queremos los que
llevamos a nuestros hijos a la escuela pública y los que trabajamos en
ella. Hablemos entonces de la enseñanza en los centros públicos,
hablemos de calidad, de logros y también de necesidades. Hablemos de ese
pacto no conseguido para avanzar y no retroceder. Hablemos claro: estos
políticos, con su afán de privatizar todos los servicios públicos,
están intentando eliminar todo lo que se ha conseguido con años de
trabajo en manos de estupendos profesionales.— Rosa Santa Daría Hernández.
Les invito a reflexionar
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