La
construcción de valores responde a una
serie de procedimientos propios de un aprendizaje transgeneracional, patrones
familiares y sociales transmitidos entre generaciones que muchas veces producen
dilemas intrapersonales entre lo aprehendido, lo asumido y lo propio. De ahí que para elegir los valores propios de su personalidad se
requiere de madurez y discernimiento; identificar lo malo y lo bueno, es decir aquello que produce malestar y lo que
produce bienestar. Esa escala de valores se construye en espacios de reflexión individuales y colectivos, en los cuales las personas
sean capaces de elaborar concepciones en forma racional y autónoma acerca de los principios de valor. Compartir, darse tiempo, conversar,
buscar conexiones le permite al ser humano aumentar el conocimiento y la
capacidad de discernir entre lo socialmente aceptable y lo que no, para poder
practicarlo.
Se parte del tema de la
responsabilidad social universitaria, evaluada muchas veces con base en
indicadores, especialmente de pertinencia. Se advierten los peligros que esto
conlleva para la educación en general, si no se toma
como punto de partida el sentido mismo de universidad y de educación, es decir, si no se parte de la identidad propia de las
instituciones educativas (Hoyos-Vásquez, 2009).
Tanto los valores más trascendentes para una sociedad como la igualdad, la
justicia, la solidaridad, como los valores más específicos, por ejemplo, en el
orden profesional, el amor a la profesión, la responsabilidad, son
reflejados por cada persona de manera diferente en función de su historia individual, de sus intereses, capacidades;
quiere decir que no siempre los valores jerarquizados oficialmente por una
sociedad como los más importantes (existencia
objetiva del valor) son asumidos de igual manera por los miembros de la
sociedad (existencia subjetiva del valor). Esto ocurre porque la formación de valores en lo individual no es lineal y mecánica sino que pasa por un complejo proceso de elaboración personal en virtud del cual los seres humanos, en
interacción con el medio histórico-social en el que se desarrollan, construyen sus
propios valores (González, 2003).
No se trata de conformarnos
con formar ciudadanos capaces de adaptarse a las nuevas reglas del juego
impuestas por la globalización; debemos perseguir formar
seres humanos capaces de desarrollar el pensamiento alternativo y de hacerlo
realidad. (Schmelkes, 2002)
Referencias
González, V. (2003) El
profesor universitario: ¿un facilitador o
un orientador en la educacion de valores?: propuesta metodológica
de estructuración sistémica
del componente laboral investigativo. Revista Pedagogía Universitaria .
Hoyos-Vásquez, G. (2009).Educación
para un nuevo humanismo. Colombia:
Pontificia Universidad Javeriana - Facultad de Educación.
Schmelkes, S.
(2002). Los Valores de la Educación
en el nuevo Milenio.
Argentina: El Cid Editor.
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